jueves, 3 de julio de 2008

la luz interior


Marta no podía ver. No tenía ningún problema físico, sus ojos estaban perfectamente, pero no había luz a su alrededor. Vivía totalmente a oscuras. No sabía qué aspecto tenía porque al no tener luz, los espejos no reflejaban nada en absoluto. Pensó, que la solución a su problema era encontrar una luz brillante y bonita que la acompañara siempre. Con ella sería capaz de salir a la calle sin miedo, le permitiría ver las calles y las gentes que se mueven en ellas. Una bonita luz brillante la haría sentirse especial y segura, estaba convencida de que había conseguido encontrar la solución.


Decidió salir a la calle, muerta de miedo, pero no importaba, la encontraría y el miedo y la soledad desaparecerían. Había muchas luces en la calle, había algunas luces que no eran especialmente bonitas por fuera, pero si te acercabas a ellas, producían una sensación de luz y de calma. A Marta no le parecían interesantes, se sintió rápidamente atraída por las luces brillantes, mucho más bonitas, a las que, si te acercabas demasiado, quemaban, pero no le importó. Decidió que iría con cuidado, y ella no se quemaría, la cuidaría bien hasta que la luz siguiera siendo brillante y bonita pero dejara de quemar. Así, se llevó la más brillante que encontró a su casa. Al entrar en casa, todo se iluminó y le pareció la casa más bonita del mundo, se sintió muy a gusto, cómoda, y una gran sensación de alegría la inundó. Se sintió muy satisfecha de sí misma, y pensó “conseguiré que deje de quemar y seré muy feliz”. Los días pasaban, y la luz, cada día quemaba más, perdiendo su brillo inicial, lo que permitía ver un interior oscuro y feo. Marta, cuanto más quemaba la luz y más fea se volvía, más se esforzaba en cuidar la luz, pero sus esfuerzos eran inútiles. Tanto la cuidaba que el brillo la cegó de tal manera que se sentía incapaz de salir a la calle. Cuanto más tiempo pasaba, estaba más y más decepcionada, se sentía triste por su culpa, por su poco diligencia, la luz se estaba apagando y su casa volvía a sumirse en la oscuridad.
Un día se levantó y ya no había más luz. ¡¡Se había esforzado tanto!! No había servido de nada, seguía a oscuras y muy triste, había fracasado en el cuidado de la luz. ¿Cómo podía haber sido tan tonta? Volvería a salir, esta vez funcionaría. Volvió a casa con una nueva luz brillante, pero volvió a suceder lo mismo que con la primera. Su desesperación era tan grande que creía que se moriría de la pena. Cuando reunió fuerzas, volvió a salir a la calle y se encontró con una chica. Esta chica no llevaba ninguna luz con ella, pero veía perfectamente porque parecía que la luz estaba en su interior. Marta sintió una gran curiosidad y se acercó a ella: “Perdona, ¿cómo has conseguido esa luz? ¿dónde puedo encontrar una luz como la tuya?, he buscado en todas partes y sigo a oscuras...” La chica le contestó “Estás buscando fuera de ti, algo que tú tienes y que eres incapaz de ver. La luz está en tu interior y ni siquiera te das cuenta. Estás tan preocupada en buscar la luz perfecta que no eres capaz de apreciar la luz que tú misma desprendes. ¡Hasta yo la veo!”
Marta le contestó “¿Qué estás diciendo?, ¿no ves que estoy a oscuras?, ¿de qué luz me hablas? Está bien, si no quieres decirme dónde has conseguido la tuya, vale, pero no vengas con gilipolleces. ¡Yo no tengo luz, nunca la he tenido y nunca la tendré!”


Y volvió a casa muy enfadada. Allí, en su oscuridad, pensó en aquella chica, ¡qué mala!, ¡qué egoísta!, ¿estaba loca?. Yo no tengo luz, cómo voy a tener luz, no he sido capaz de cuidar ninguna de las que he tenido, con lo torpe e inútil que soy, cómo voy a tener luz, es totalmente imposible. Todos los que ella conocía o estaban a oscuras o intentaban encontrar una luz, que les duraba más o menos pero no había conocido a nadie que le tuviera o, al menos, no se había dado cuenta de que la tuviera. A partir de ahora saldría más y miraría a su alrededor, quizás no había observado bien y alguien más tenía luz propia, tenia que descubrirlo.


Al día siguiente ya no salió en busca de ninguna luz se dedicó a observar y ver a la gente y para su sorpresa, no todas llevaban una luz consigo, algunas tenían luz propia. ¿Cómo había podido estar tan ciega? Cómo no se había fijado nunca en eso. Tenía que encontrar a aquella chica, quería saber cómo sacar su propia luz, quería hacerlo, pero por más que se esforzaba no lo consiguió. Buscó y buscó a aquella chica hasta que un día la volvió a encontrar: “Perdona, oye, me he estado fijando y hay más gente como tú, quiero ver mi propia luz pero no consigo hacerlo, ¿qué debo hacer?. La chica le contestó: No ves tu luz porque no te has molestado en mirarte siquiera. Crees que no eres lo suficiente buena como para tener luz propia. Todos son capaces de verla menos tú, porque no te has mirado. ¿Sabes siquiera qué aspecto tienes? .


Marta le contestó: “No, nunca creí que fuera importante saber qué aspecto tengo”. La chica le dijo: “Tienes que creer que tienes luz, saber que eres capaz de producir la suficiente para no vivir a oscuras y pensar que ninguna luz que encuentres podrá iluminarte porque sólo tu propia luz permitirá que te veas y seas capaz de ver a los demás. A partir de ese día no te dará miedo salir a la calle, no pensarás que la gente te mira porque vas a oscuras, porque tu luz será capaz de darte el calor y alegría suficiente para que no necesites buscarla en los demás.
Marta volvió a su oscura casa y empezó a pensar en lo que le había dicho aquella chica. Cada día hacía un esfuerzo para mirar en su interior y buscar su luz, no sabía cómo hacerlo, estaba perdida pero estaba decidida. La encontraría, si estaba allí la encontraría.


Un día se levantó y su casa ya no estaba tan oscura, era capaz de ver un metro a su alrededor, estaba tan contenta, lo estaba consiguiendo. Desde entonces Marta se levantaba cada día iluminando un poquito más. Algunos días vuelve a desconfiar y su casa se vuelve oscura de nuevo incluso , algún día se siente tan cansada que le tienta la idea de volver a la calle a buscar una luz brillante y acabar con tantos esfuerzos. Pero, cuando pasan unos días recuerda que ya lo intentó y que buscar fuera la luz que tú misma posees nunca va a proporcionarte la paz que necesitas. Por eso sigue y sigue luchando por encontrar su propia luz y está convencida que algún día la encontrará.


fuente: blog Saber lo que Busco

miércoles, 11 de junio de 2008

HIJOS


Mi hijo nació hace poco días, llegó a este mundo de una manera normal... Pero yo tenía que viajar, tenía tantos compromisos...!
Mi hijo aprendió a comer cuando menos lo esperaba, comenzó a hablar cuando yo no estaba...
¡¡¡Cómo creció mi hijo de rápido... cómo pasa el tiempo!!!
Mi hijo, a medida que crecía, me decía: -Papi, algún día seré como tú... ¿Cuándo regresas a casa, Papi?...-
- No lo sé hijo, pero cuando regrese jugaremos juntos... ya lo verás...-
Mi hijo cumplió 10 años hace poco días y me dijo... -¡Gracias papi por la pelota! ¿Quieres jugar conmigo?...-
-Hoy no hijito... tengo mucho que hacer...-
-Está bien papi, otro día será... te quiero mucho papi...- Se fue sonriendo, siempre en sus labios tenía la frase "YO QUIERO SER COMO TÚ, PAPI"...
-¿Cuándo regresas a casa Papi?... No lo sé hijo, pero cuando regrese jugaremos juntos... ya lo verás...-
Mi hijo ingresó a la universidad el otro día, todo un hombre....
-¡Hijito estoy orgulloso de ti, siéntate y hablemos un poco de ti...
-Hoy no Papi, tengo compromisos, por favor dame algo de dinero para visitar algunos amigos-
Ya me jubilé y mi hijo vive en otro lugar.. Hoy lo llamé, y... -¡Hola hijo, me gustaría verte!-...
-Me encantaría Padre, pero es que no tengo tiempo... tú sabes, mi trabajo, los niños... Pero gracias por llamarme, fue hermoso oír tu voz"...
Al colgar el teléfono me di cuenta que mi hijo... "ERA COMO YO".


LOS HIJOS PAGAN CON LA MISMA MONEDA

Se que puedes hacerlo....

Si eventualmente te preguntan que has hecho de tu vida y que estas haciendo hoy... solo responde con vos firme AQUI ESTOY, ESTE SOY YO no dejes que tu moral se caiga cuando en la boca de tantos la calumnia y la mentira quieran atar tus manos... recuerda lo que dijo Don Quijote: "LADRAN SANCHO", señal que cabalgamos...
No creas que tu eres menos, que los demas son mas grandes, tu también si te propones alcanzarás metas importantes...
Nunca des la espalda cuando te aqueje un problema, el futuro siempre aclara aunque parezca sombrio, ademas, ¿cómo ponerse a prueba si no existieran desafios ? si el dolor y la angustia se unen para arremeter en contra tuyo, jamás te des por vencido, saca fuerzas de tu orgullo.
Asi como la mariposa renace de un capullo deja surgir ese ídolo que anida dentro tuyo

martes, 3 de junio de 2008

CONSEJOS PARA SER FELIZ



El día más bello, hoy

La cosa más fácil, equivocarse

El obstáculo más grande, el miedo

El mayor error, abandonarse

La raíz de todos los males, el egoísmo

La distracción más bella, el trabajo

La peor derrota, el desaliento

Los mejores maestros, los niños

La primera necesidad, comunicarse

La mayor felicidad, ser útil a los demás

El misterio más grande, la muerte

El peor defecto, el mal humor

El ser más peligroso, el mentiroso

El sentimiento más ruin, el rencor

El regalo más bello, el perdón

Lo más imprescindible, el hogar

La ruta más rápida, el camino correcto

La sensación más grata, la paz interior

El arma más eficaz, la sonrisa

El mejor remedio, el optimismo

La mayor satisfacción, el deber cumplido

La fuerza más potente, la fe

Los seres más necesitados, los padres

Lo más hermoso de todo, el amor


Madre Teresa de Calcuta

viernes, 30 de mayo de 2008

MUSICA CEREBRAL




Música cerebral
Si eres el rey de la pista de baile, felicidades; además de seguir bien el ritmo, eres más listo que el hambre. En el Instituto Karolinska de Suecia han comprobado que inteligencia y coordinación van de la mano. A un grupo de 34 hombres les hicieron golpear un tambor a distintos intervalos de tiempo, y después les sometieron a una prueba de inteligencia. Vieron que los que mayor puntuación obtuvieron en el test fueron los que mejor habían llevado el ritmo. Según el director de la investigación, Frederik Ullen, para la inteligencia se necesita una precisión en la actividad neuronal al milisegundo. De ahí que, por medio del ritmo, que también precisa de esa exactitud, pueda deducirse si alguien es muy listo o no.

El helado

Hoy una historia para pensar un poco.....
EL HELADO
El helado
Hace unos días, un niño de alrededor de 10 años entró en una heladería y se sentó en una mesa. La camarera puso un vaso de agua en frente a él.
-¿Cuánto cuesta un cucurucho de helado de chocolate?-, preguntó el niño. –
Dos euros con cincuenta-, respondió la camarera. El niño sacó una mano de su bolsillo y examinó una cantidad de monedas...
-¿Cuanto cuesta un helado de chocolate en vasito?-, volvió a preguntar. Algunas personas estaban esperando ser atendidas y la camarera ya estaba un poco impaciente.
-¡Dos euros!-, le contestó bruscamente.
El niño volvió a contar las monedas...
- Entonces quiero el helado en vasito-, dijo el niño. La camarera le trajo el helado, puso el ticket en la mesa y fue a atender otras mesas, refunfuñando por el tiempo que le había hecho perder el niño.
Éste terminó el helado, pagó en la caja y se fue. Poco después la camarera llegó a la mesa que el niño había ocupado, para limpiarla, y entonces le costó tragar saliva con lo que vio. Allí, puestos ordenadamente junto al plato vacío, había cincuenta centimos... su propina.
Jamás juzgues a alguien antes de tiempo.
Eso suele pasar, aunque tb suele pasar que un niño venga al lugar donde trabajas, compre un buen móvil y al día siguiente venga la madre a devolverlo porque el dinero se lo habia cojido a ella (o la madre no queria que rompiese la hucha)

martes, 27 de mayo de 2008

CARTA A UN MALTRATADOR



Un chico de 2º Bto. ha escrito esto:RELATOSCarta a un maltratador
Fernando Orden Rueda 2º de Bachillerato, de Ciencias de la Salud. IES Bioclimático de Badajoz. II Premio del II Concurso Nacional 'Carta a un maltratador', convocado por la Asociación 'Juntos contra la violencia doméstica'


Para ti, cabrón: Porque lo eres, porque la has humillado, porque la has menospreciado, porque la has golpeado, abofeteado, escupido, insultado... porque la has maltratado. ¿Por qué la maltratas? Dices que es su culpa, ¿verdad? Que es ella la que te saca de tus casillas, siempre contradiciendo y exigiendo dinero para cosas innecesarias o que detestas: detergente, bayetas, verduras... Es entonces, en medio de una discusión cuando tú, con tu 'método de disciplina' intentas educarla, para que aprenda.

Encima lloriquea, si además vive de tu sueldo y tiene tanta suerte contigo, un hombre de ideas claras, respetable. ¿De qué se queja? Te lo diré: Se queja porque no vive, porque vive, pero muerta. Haces que se sienta fea, bruta, inferior, torpe... La acobardas, la empujas, le das patadas…, patadas que yo también sufría. Hasta aquel último día. Eran las once de la mañana y mamá estaba sentada en el sofá, la mirada dispersa, la cara pálida, con ojeras. No había dormido en toda la noche, como otras muchas, por miedo a que llegaras, por pánico a que aparecieses y te apeteciera follarla (hacer el amor dirías) o darle una paliza con la que solías esconder la impotencia de tu borrachera. Ella seguía guapa a pesar de todo y yo me había quedado tranquilo y confortable con mis piernecitas dobladas. Ya había hecho la casa, fregado el suelo y planchado tu ropa.

De repente, suena la cerradura, su mirada se dirige hacia la puerta y apareces tú: la camisa por fuera, sin corbata y ebrio. Como tantas veces. Mamá temblaba. Yo también. Ocurría casi cada día, pero no nos acostumbrábamos. En ocasiones ella se había preguntado: ¿y si hoy se le va la mano y me mata? La pobre creía que tenía que aguantar, en el fondo pensaba en parte era culpa suya, que tú eras bueno, le dabas un hogar y una vida y en cambio ella no conseguía hacer siempre bien lo que tú querías. Yo intentaba que ella viera cómo eres en realidad. Se lo explicaba porque quería huir de allí, irnos los dos…Mas, desafortunadamente, no conseguí hacerme entender. Te acercaste y sudabas, todavía tenías ganas de fiesta. Mamá dijo que no era el momento ni la situación, suplicó que te acostases, estarías cansado. Pero tu realidad era otra.


Crees que siempre puedes hacer lo que quieres. La forzaste, le agarraste las muñecas, la empujaste y la empotraste contra la pared. Como siempre, al final ella terminaba cediendo. Yo, a mi manera gritaba, decía: mamá no, no lo permitas. De repente me oyó. ¡Esta vez sí que no!–dijo para adentro-, sujetó tus manos, te propinó un buen codazo y logró escapar. Recuerdo cómo cambió tu cara en ese momento. Sorprendido, confuso, claro, porque ella jamás se había negado a nada. Me puse contento antes de tiempo. Porque tú no lo ibas a consentir. Era necesario el castigo para educarla. Cuando una mujer hace algo mal hay que enseñarla. Y lo que funciona mejor es la fuerza: puñetazo por la boca y patada por la barriga una y otra vez… Y sucedió. Mamá empezó a sangrar. Con cada golpe, yo tropezaba contra sus paredes. Agarraba su útero con mis manitas tan pequeñas todavía porque quería vivir. Salía la sangre y yo me debilitaba. Me dolía todo y me dolía también el cuerpo de mamá. Creo que sufrí alguna rotura mientras ella caía desmayada en un charco de sangre. Por ti nunca llegué a nacer. Nunca pude pronunciar la palabra mamá. Maltrataste a mi madre y me asesinaste a mí. Y ahora me dirijo a ti. Esta carta es para ti, cabrón: por ella, por la que debió ser mi madre y nunca tuvo un hijo. También por mí que sólo fui un feto a quien negaste el derecho a la vida. Pero en el fondo, ¿sabes?, algo me alegra. Mamá se fue. Muy triste, pero serenamente, sin violencia, te denunció y dejó que la justicia decidiera tu destino. Y otra cosa: nunca tuve que llevar tu nombre ni llamarte papá. Ni saber que otros hijos felices de padres humanos señalaban al mío porque en el barrio todos sabían que tú eres un maltratador. Y como todos ellos, un hombre débil. Una alimaña. Un cabrón.